viernes, 24 de septiembre de 2010

El Gran Chingón

Según Octavio Paz, el gran chingón es aquella persona cerrada que utiliza su poder cínico para hacer violencia sobre otra persona abierta e impotente en una “dialéctica de ‘lo cerrado’ y ‘lo abierto’” (85). En este escenario, la vida se vuelve en una posibilidad de chingar o ser chingada, y uno de los valores importantes, si no lo más importante, es la hombría. “Yo soy tu padre” quiere decir “eres un hijo de la Chingada,” y de allí nace “el servilismo ante los poderosos… una de las deplorables consecuencias de esta situación. Otra, no menos degradante, es la adhesión a las personas y no a los principios; se confunden negocios públicos con privados” (86-87).


¿Qué hacemos para superar “la dialéctica de ‘lo cerrado’ y ‘lo abierto’” y acercarnos a la integralidad? Para empezar, podemos intentar abrirnos al exterior, al extraño y al pasado. A lo mejor los demás (“ellos” ) dirán que son los malinchistas chingados que se abren al exterior, al extraño y al pasado. Pero no es necesario escuchar a los demás. Paz dice que el poder aislado, sin relación con el exterior o el otro, “es la incomunicación pura, la soledad que se devora lo que toca” (90). Respondo: ¡Comunícate!


Esto suena fácil, pero no es. ¿Por qué no es? Además del absurdo que resulta de los vicios, la estupidez, y las aberraciones individual, grupal y general, la comunicación entre dos seres humanos es bien complicada. Uno de mis recuerdos más vívido del posgrado era un comentario del profesor en la materia “Teología como hermenéutica.” Un alumno le había preguntado si era justo pedir a una alumna japonesa que aprendiera griego, hebreo, y dos idiomas modernos antes de recibir su doctorado. La respuesta del profesor: “A veces es difícil para mí platicar con mi esposa en inglés.”

Fue este mismo profesor F. Lawrence que nos expuso la “Revolución Hermenéutica” y nos hizo leer obras de M. Heidegger, H-G Gadamer y E. Voegelin. En un la introducción de un ensayo suyo, “Language as Horizon?” (“¿El lenguaje como horizonte?”), Lawrence nota que nunca experimentamos una percepción pura porque nuestra percepción ocurre dentro de una estructura-como (“as-structure” en inglés, “Als-Struktur” en alemán). Por un lado nuestras palabras están dentro de un mundo (“Sachlichkeit der Sprache” en alemán), y por otro lado nuestro mundo está dentro de un idioma (“Sprachlichkeit der Welt”). No existe un mundo real “ya afuera allí ahora” y no hay garantía de que vivamos en el mismo mundo. Es posible qué, en las palabras de Tenessee Williams, “We are all sentenced to solitary confinement inside our own skins, for life.”

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