viernes, 10 de diciembre de 2010

"Happy Christmas"


So this is Christmas
And what have you done
Another year over
And a new one just begun
And so this is Christmas
I hope you have fun
The near and the dear ones
The old and the young
(“Happy Christmas,” John Lennon and Yoko Ono)

Entonces, esto es la Navidad… y ¿qué has hecho? ¿Qué he hecho? ¿Qué hemos hecho? Otro año ya pasó… no puedo creerlo.

¿Qué he hecho? He trabajado menos (¡excelente noticia!)… con la ayuda de una alumna LHCS, he terminado la traducción de Introducing Critical Thinking (publicación principios de 2011)… he lanzado este blog spot y estoy colaborando con colegas en DF, Puebla y Bogotá en lanzar un sitio internet “Lonergan en Latinoamérica”… he vuelto a dar talleres a maestros de inglés… he sobrevivido otro semestre académico…

Y a ti, ¿cómo te fue el año pasado? ¿Has aprendido algo nuevo? ¿Cómo ha cambiado el "todo" lo que conoces, esperas, sueñas, amas, quieres y anhelas, eso todo que “está de una manera en ti … está presente y operativo … pero está oculto tras bambalinas.” (Insight, 342) ¿Te has vuelto un desconocido comparado con el tú del año pasado? ¿Cómo ha crecido el bebé? ¿Cuál bebé? “You and me, baby.”

Cuando tenía 21 años trabajaba como un “dorm counselor” (un alumno de tercer año que vive en el dormitorio con alumnos de primero y segundo año y que es responsable de mantener el “bien de orden,” ja, ja, ja) en la Universidad Loyola Marymount, Los Ángeles, donde hice la licenciatura. La directora nos puso un trabajo para las vacaciones de Navidad, se llamaba un “growth contract,” es decir un compromiso para crecer. Cada quien tuvo que definir su compromiso de ampliar su horizonte. Escogí coser una chaqueta de plumones en la máquina de coser de mi mamá. La chaqueta me salió más o menos. Todavía puedo recordar la máquina, los pedazos de material, las bolsas de plumones y el lugar de la casa donde cumplí mi compromiso. Quién sabe que pasó con la chaqueta, pero supongo que en un lugar u otro hay una foto del joven James estrenando orgullosamente su chaqueta azul.

¿Qué haces en las vacaciones para crecer y volverte un desconocido? ¿Presionas el botón “pausa” para leer, ver unas películas, reflexionar y recordar? En una semana volaré del D.F. a Philadelphia para estar con mis hermanas, cuñados y sobrinos. Arreglaremos los adornos en el árbol de Navidad, escucharemos villancicos, veremos películas, pasearemos en coche para ver las luces de Navidad, iremos a la misa de Navidad y comeremos mucho, sobre todo el día 25 cuando estarán los familiares de mi cuñado y algunos míos.

Los momentos con mis sobrinos Madison y E.J. son importantes, pues ellos me ayudan a recordar “what it is all about” – bailar, jugar, leer libros y reir a carcajadas. Mi sobrina, Madison, es una niña bailarina, y me fascina verla bailar. Seguramente bailaremos juntos, no una vez, sino muchas veces, no sólo en la casa, sino también fuera. E.J., por otro lado, va a querer jugar con coches o nave cohetes y luchar, y cuando salgamos a un restaurante o al parque, él va a coquetear con meseras y señoritas. Los dos son niños amados, queridos y bendecidos. No sé si los dos vayan a querer leer libros con su “Uncle Jimmy” o dormirnos juntos en la cama, pero en todo caso habrá momentos cuando todo en la casa estará en calma y todo será brillante (“all is calm, all is bright”).

Quizá este sea el mejor regalo -- estar con los pequeños donde todo está en calma, todo es brillante. En la profundidad de mi ser y, me imagino, también del tuyo querido lector, queremos creer que “all is calm, all is bright” y experimentarlo integral- y verdaderamente. Es difícil creerlo porque sabemos que no todo en Morelia, ni el mundo, ni en la familia, ni en nuestra interioridad está en calma. Sin embargo, a pesar de las broncas, tristezas y decepciones, y a pesar de la rutina diaria en la escuela, en el trabajo y en la casa, queremos creer que el universo es amable, que alguien nos ama y que nuestro nombre está escrito en un lugar especial. Queremos creer que somos capaces de dar a luz una palabra buena y unos actos de misericordia que pueden cambiar la historia y la “her-storia.” Queremos creer que estamos embarazados, es decir capaces de participar en el parto cósmico, el abrazo cósmico y el amor cósmico. En el discurso de Diotima sobre el amor (eros), en El Banquete de Platón, hay un reverso extraño entre el embarazo (el efecto) y el deseo de reproducir (la causa): “All of us, Socrates, are pregnant in body and soul, and, as soon as we come to a certain age, we naturally desire to give birth” (El Banquete, 206c).

¿Realmente estoy embarazado? Me pregunto: “¿Cómo me embaracé? ¿Quién será la madre del bebé?” No lo entiendo, pero en la fe que sobrepasa la comprensión, canto con María: “Celebra todo mi ser la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios que me salva. Porque quiso mirar la condición humilde de su esclava.” (Lucas 1:46-47)

Feliz Navidad mi querid@, que sigamos creciendo en estos días, y que cuando nos veamos de nuevo en enero del 2011 nos podamos encontrar y amar de nuevo, siempre por primera vez.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Me gustaría que hayan crecido

Hace unas semanas una amiga me comentó en Facebook algo que me ha hecho reflexionar. En “La identidad mexicana, la fantasía y el éxtasis” (ver este blog, jueves 21 de octubre) yo había escrito: “Como maestro es un reto básico cultivar una fantasía despierta y rica para poder ver a mis alumnos no como son ‘ahora,’ sino como serán en unos cinco o diez años.” Ella me respondió: “me gustaría que se hayan olvidado del 90% de lo que les enseñamos, tanto los padres como los maestros-as y que por fin piensen, sientan, vivan por sí mismos!!!”

¿Qué es lo que a mí me gustaría que hayan experimentado mis alumnos en los próximos diez años? Les comparto una respuesta…

Me gustaría que mis alumnos hayan crecido a ser críticos sin llegar a ser criticones, que hayan luchado por una consciencia histórica-dialéctica del descalabro de las instituciones educativas ligeras y rápidas actuales, irónicamente peor en el mundo “desarrollado” que en otros lados, pero con un plan de hacer cambios modestos para el mejoramiento de la situación. Espero que hayan logrado ver que esta consciencia y su plan de mejoras requieren de una paciencia, una humildad, una tolerancia y un arrepentimiento extraordinario, un arrepentimiento de la flojera, la indiferencia y nuestros sesgos dramáticos, individuales, grupales y generales (Insight, caps. 6-7).

Espero que a lo largo de los años que mis alumnos hayan podido asumir la responsabilidad descubrir e implementar una hermenéutica de sospecha y recuperación diferenciada, luminosa y extática. Espero que hayan entendido que no se puede descubrir y vivir tal hermenéutica sin hacer una hermenéutica de sospecha y recuperación de quien sé es “entre el bien y el mal,” por supuesto con paciencia, humildad y tolerancia. “We have met the enemy, and he is us.” (W. Kelly, 1953)

Espero que mis alumnos hayan tomado en cuenta que “el fin aparece a cada hombre [o mujer] según la forma de su carácter” sin volverse relativistas, y que hayan apropiado la “revolución hermenéutica” de Heidegger, Gadamer et al, que realmente es una recuperación de la pregunta ética y política de Aristóteles: “¿Cómo deberías vivir?” Espero que ellos hayan entendido que, mientras existen códigos de ética en muchas instituciones, constituciones políticas y declaraciones sobre los derechos humanos, que esos mismos códigos, constituciones y declaraciones no pueden interpretarse ni implementarse, que no existen estándares externos para guiar la interpretación e implementación de dichos documentos, pero que el pueblo está jodido si no viven en él sabias y sabios.

Espero que hayan reconocido la excelencia en algunos ámbitos, por ejemplo Rafael Nadal y Kim Clijsters en tenis, pero que hayan entendido que no existen estándares externos para identificar lo justo, lo bueno o lo bello (o lo injusto, lo malo y lo verdadero feo) en el ámbito socio-político-económico-cultural, y que nuestra única guía es nuestra añoranza, el deseo profundo de la felicidad, “la enchilada completa.” Como dice Hermine a Harry en novela Lobo Estepario: “Ah, Harry tenemos que tropezarnos con tanta mugre y banalidades, antes de poder llegar a casa. Y no tenemos a nadie quien nos guíe. Nuestra única guía es nuestra añoranza por el hogar.”

Es demasiado fácil decirle a mis alumnos: "No me hagan caso, y no hagan caso a su familia, ni a su religión, ni a sus tradiciones ni a la historia bastante compleja de México." Para mí esto sería soberbia, no humildad, que es la virtud que consiste en el autoconocimiento y la aceptación de mis propias limitaciones y debilidades, dones y fortalezas, y en obrar de acuerdo con este autoconocimiento y autoamor. La humildad es aterrizarme (“humildad” viene del latín humilitas y esta viene de la raíz griega humus que significa “tierra”) en el universo real, que es el cosmos gimiendo y sufriendo dolores de parto (véase Romanos 8:22-23) por billones de años. Suena fácil, pero no es tan sencillo… sería mucho más fácil implementar solamente una hermenéutica de sospecha, echar toda la culpa en Platón o Descartes (el “chillón” de los posmodernistas) y rechazar la difícil tarea de la recuperación diferenciada. En lugar de decir “no me hagan caso,” es mejor decirles a mis alumnos: “Tomen lo bueno, lo verdadero y lo bello de lo que he intentado enseñar; perdóname por todo lo demás.”

¿Cuál es mi esperanza para mis alumnos? Espero que a lo largo de su educación académica y no-académica (“Don’t let your schooling get in the way of your education.”), que ellos hayan crecido, hasta volverse unos extraños para consigo mismos. Espero que hayan escogido el camino no muy común de volverse en unas obras de literatura, historia, ciencia y filosofía, por medio de la autoapropiación más que la memorización y la regurgitación (ver “Correcto ¡ustedes son el libro!”). Espero que mis queridos alumnos, algunos de los cuales serán maestros y maestras en un futuro, que hayan llegado a entender que el amor deba de tener un lugar central dentro de las instituciones educativas, aún en las “ciencias duras.”


Espero que mis alumnos hayan podido creer que el encuentro entre dos, tres o veintitrés soledades “que se resguardan y se enlazan y se saludan la una a la otra” (R. Rilke) debe ser la norma en cada salón y cada asignatura, aunque su experiencia sea otra, y que puedan imaginar un futuro donde sea obvio, desde el kindergarten hasta el posgrado, tanto para los maestros como para los alumnos, que el autodescubrir, autoconocer y autoamar es el único “método” de aprendizaje: “Cuando se les enseña geometría [o historia, literatura, química- biológica, etc.] a los niños, uno está enseñándoles a los niños, niños… y la palabra niños puede reemplazarse con las palabras: adolescentes, adultos, maestros, y así sucesivamente.” (“Nota para Maestros y Estudiantes,” Introducción al Pensamiento Crítico). Confieso que el amor a veces no se nota en mi salón porque mi enfoque es otro; que también soy una víctima del “periodo axial,” el “largo ciclo de decadencia” y un ritmo acelerado para cubrir objetivos, temas y subtemas e inculcar competencias medibles.

Espero que mis alumnos se hayan dado cuenta de que, en el encuentro amoroso entre soledades, el chiste no es estar de acuerdo con James (Dios mío, ¡no!), Hegel, Nietzsche, Lonergan, Heidegger, Levinas, Morin, Ortega y Gasset (Dios mío, ¡puros hombres!), Aesara, Perictione (¿Quiénes son?), o quien sea, sino por un proceso luminoso y palatino, llegar a estar de acuerdo consigo mismo, y siendo un microcosmos, llegar a estar de acuerdo con el cosmos real gimiendo y sufriendo dolores de parto. Espero que mis alumnos no hayan identificado el estar de acuerdo consigo mismo con nuestra noción moderna (Machiavelli, Hobbes, Locke, Rousseau) de “mi voluntad” y “mi libertad” que vive en nuestra sangre, sino hayan logrado apropiar y vivir algo parecido a las palabras de Pablo: “Si un miembro sufre, todos sufren con él [o ella]; y si un miembro recibe honores, todos se alegran con él [o ella]” (I Corintios 12:26). Espero que hayan reconocido que el estar de acuerdo consigo mismo implica una solidaridad y una tolerancia masiva y mucho más allá de nuestra capacidad actual de fantasear.

Aún más, espero que mis queridos alumnos, tal vez en la privacidad de un diario, o en una charla con un buen amigo o una buena amiga, quizá después de unas copas de vino tinto, que hayan podido admitir el hecho es que no hayan estado de acuerdo consigo mismo, que nunca hayan sufrido dolores de parto (una noción bastante rara para nosotros hombres) y que no hayan experimentado de un “buen” llanto, grito, carcajada o orgasmo en mucho tiempo. Qué tal vez en la privacidad de un diario o en esa plática hayan podido admitir que quisieran correr, gritar, bailar, llorar, coquetear y abrazar con la espontaneidad e integralidad de un niño o una niña de tres años… que quisieran regresar a casa y verla por la primera vez.


[C]ada miembro, cada grupo, de hecho nuestra multitud y su gran peregrinaje es únicamente una ola dentro de la eterna corriente de seres humanos, de las eternas luchas del espíritu humano hacia el Oriente, hacia Casa. (H. Hesse, Viaje al Oriente, 1970, 12).

lunes, 15 de noviembre de 2010

Correcto, ¡ustedes son el libro!

Recuerdo con cariño mis días de maestro de inglés en la prepa, el semestre cuando convencí a la directora que me dejara enseñar sin libro alguno. Los lunes les decía a los alumnos “abran sus libros a la página 73.” Ellos me contestaban “pero James, ¡no tenemos libros!” Luego entonces yo les respondía: “Correcto, ¡ustedes son el libro!” En aquel mismo grupo no hubo un examen final, sino una actuación basada en un episodio de la serie “Friends.”

¿Qué significaría llegar a ser una obra, ser Arráncame la vida (Ángeles Mastretta), Madame Bovary (Flaubert), “Swan Lake” (Tchaikovsky), “The Starry Night” (Van Gogh), “El Secreto de sus Ojos” (película argentina-española) o El origen de las especies (Darwin)? La experiencia de volverse una obra sería segura, orgánica e inolvidable; extraordinariamente la obra (libro, canción, película, pintura) habría desaparecido, y el “examen final” no sería una regurgitación, sino una conversación interesante con otra persona que ha autodegustado la misma obra. “Esperamos que puedas comenzar a apreciar como la ‘autodegustación simbólica,’ no importando que sea lenta y humildemente, te apertura para los futuros ritmos de la educación” (capítulo 30 “Cine,” Introducción al Pensamiento Crítico).

“La conversación que somos” (F. Hölderin) es inmensa, tal vez infinita. Convertirnos poco a poco en esa conversación, este microcosmos que somos en potencia, es andar por un camino ancho y estrecho. El camino es ancho porque la conversación que somos es inmensa; el camino es estrecho porque es difícil, requiere un desplazamiento, tal vez una neurosis opcional (C. Jung) si las instituciones educativas, religiosas y socio-políticas realmente no están impulsándonos a crecer “en sabiduría, en edad y en gracia,” no están promoviendo el llegar a ser una obra.

Al final de la película “Fahrenheit 451,” los rebeldes, es decir los que no están de acuerdo con la práctica de quemar libros para mantener el bien de orden, viven aislados en un bosque, dónde cada persona se dedica a memorizar una obra. En la novela Un Mundo Feliz (A. Huxley), se preserva el bien de orden por medio de la droga soma, por medio de la producción y consumo de la diversión y por medio de intervenciones tecnológicas que hacen los ciudadanos tan “felices” que ellos se olvidan de la libertad.

De vez en cuando digo a mis queridos alumnos que estamos en medio de una revolución discreta. No nos preocupamos que bomberos lleguen a la casa para quemar nuestros libros, pero existen suficientes drogas, suficiente producción y consumo de la diversión insensata y ligera y suficiente tecnología para ahogar nuestro deseo de volvernos en una obra, que es el mismo deseo de convertirnos en la conversación que somos.


“Correcto, ¡ustedes son el libro!”

jueves, 21 de octubre de 2010

La identidad mexicana, la fantasía y el éxtasis

Panel de Identidad Mexicana Miércoles 13 de octubre de 2010 Café del Olmo, Centro Histórico

La semana pasada tuvo lugar un evento interesante y oportuno, “Panel de Identidad Mexicana,” en el cual participaron el Dr. Eduardo Di Pierro, Director de la Facultad de filosofía de la UMSNH, Alonso Torres Aburto, Director de la Facultad de Historia de la UMSNH, y Joel Torres Sánchez, Delegado de Escritores en Lenguas Indígenas, A. C. (Premio Estatal de Libro de Cuento Xavier Vargas Pardo 2008 con el libro de cuentos-novela La ciudad tiene la culpa y el Premio Estatal de libro de narrativa Ópera Prima 20). Les comenté a los alumnos LHCS que a mí me había gustado el evento debido al lugar (un café en el centro de Morelia, el cual se me hace adecuado por este tipo de eventos), por la diversidad de aportaciones y por el intercambio de humanistas que estudian y realizan investigación en diferentes instituciones educativas.


¿La identidad mexicana? Igual que la pregunta sobre la identidad alemana, española o estadounidense, me parece que el tema es bastante complejo. Diría que no existe tal cosa como una identidad “gringa” justo como no existe “el inglés” como idioma. En la materia de ética leemos el ensayo “La identidad y sus relaciones con el desarrollo moral” (Susana Patiño, Ética actual y profesional, capítulo 4, México: Thomson, 2006), en el cual la autora se refiere a tres componentes básicos dentro de la formación de la identidad: (1) los referentes culturales, (2) los procesos educativos y de socialización, (3) la interpretación individual. En la formación de la identidad, están mezclados los tres: los valores, las creencias, las costumbres y los símbolos importantes que, en parte, constituyen una cultura, se transmiten a través de los procesos educativos y de socialización. Después de la “revolución hermenéutica” del siglo XX (Heidegger, Gadamer, et al.) se reconoce la omnipresencia de la interpretación (ver el último párrafo de “El Chingón” en este blog).

Desde luego en el panel se suscitaron comentarios sobre algunas figuras destacadas en la historia de México (Benito Juárez y Miguel Hidalgo) que se enseñan a los alumnos en la escuela, y en cuyo proceso se corre el riesgo de mitificarlos. También Joel Torres afirmó que la identidad mexicana vive en los pueblos y, en el caso de Michoacán, en cuatro lenguajes indígenas autóctonas: otomí, náhuatl, purépecha y mazahua. Hasta cierto punto, en la medida que se pierde un lenguaje, también se pierde la identidad.

Al final del panel la maestra Doreen Vorndran planteó una pregunta que me hizo pensar: ¿Es la preocupación acerca de la identidad nacional un tema expirado? Entiendo su postura, pues igual que ella, nací en otro país y radico ahora aquí, en Morelia. Sin embargo el asunto de mi identidad como gringo-mexicano (NB: tengo doble nacionalidad y utilizo “gringo” porque no existe palabra adecuada para identificar a las personas que nacieron en los EEUU. “Americanos,” “Norte Americanos,” y “Estadounidenses” somos todos nosotros mexicanos también) va más allá de la enseñanza de la historia de los EEUU, la historia de México, y las lenguajes regionales. Para mí es un asunto de fantasía y de éxtasis.

Sabemos que la memorización de datos fríos no es la manera más adecuada para apreciar cualquier historia. Sabemos que una obsesión con el pasado no nos ayuda a ir adelante. Mientras hay esfuerzos de investigación orientados hacia el pasado, la futurología como tipo de investigación, que preguntarse de una manera seria qué es lo que debe hacerse en un periodo medio o largo de tiempo, queda bastante subdesarrollada. Lo que nos hace falta es la fantasía de leer la historia mejor de lo que era y leer el presente mejor de lo que es. Sin la fantasía para “recordar el futuro,” no tenemos a dónde ir. Dice el filósofo y sociólogo alemán Herbert Marcuse (1898-1979) "Sin la fantasía, todo conocimiento filosófico es presa del presente o pasado y separado del futuro, que es el único nexo entre la filosofía y la historia real del ser humano." Como maestro es un reto básico cultivar una fantasía despierta y rica no solo para leer Hegel o Heidegger “mejor de lo que eran,” sino también para ver a mis alumnos no como son “ahora,” sino como serán en unos cinco o diez años. ¿No representa esto el mismo reto de los papás de ver y “leer” a sus hijos mejor de lo qué son, aún con toda la historia de pequeños problemitas? ¿Y de qué manera lees tu propia historia, mi querido lector?


La lectura de la historia personal, nacional o mundial requiere una fantasía casi imposible. De algún modo, el maestro (¡yo!) y sus alumnos humanistas, tienen que sintonizarse con las melodías de la historia global. El alcance hacia el misterio debe volverse nuestro tono al contar nuestras historias. ¿Qué es lo que está sucediendo en Morelia, en México, en el mundo? La verdad, no lo sabemos, pero debemos esforzarnos para entender, y este esfuerzo debe realizarse en la esperanza de un éxtasis. Quizá puedas apreciar mejor este punto si piensas en la experiencia de escribir y luego “visitar” lo que has escrito en un diario. ¿Qué es lo que estaba pasando en la boda de mi mejor amiga el año pasado? ¿Qué es lo que estaba pasando cuando me mudé a Morelia en julio de 2001? En aquel entonces no tenía ni idea...

Casi todo en nuestra cultura “light” y educación exprés se opone contra ese extático agrandamiento. Casi, pero no todo. En varias cartas para mis queridos alumnos, he intentado fantasear con María de los Ángeles, una mujer sabia que vivirá en Jesús del Monte en 2110. (Ver “¿Por qué estudio la economía?” es este blog.) No me considero una persona con una fantasía muy animada, pero voy poco a poco. Es posible que María sea una de las personas más importante de mi vida salvaje y preciosa.

viernes, 8 de octubre de 2010

El tiempo, el polimorfismo de la conciencia humana y los artes liberales

Sobre el tiempo I
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Facultad de Filosofía "Samuel Ramos"
7 de octubre de 2010

El tiempo psicológico - "El otoño está en el aire; tu sobrino ya tiene cinco años. ¿A dónde se fueron los últimos cinco años?" (correo de una hermana mía) A veces el tiempo se va volando. ¿Por qué?
El tiempo práctico - ponerse un reloj, asistir a juntas, trabajar de "9 to 5," hacer citas, mantener un horario fijo. Este tiempo práctico desaparece en las excursiones a la montaña, donde saber la hora no tiene tanta importancia. Allí no sólo se puede sobrevivir sin saber la hora, sino que además te encuentras en la posibilidad de disfrutar los momentos de la expedición sin pensar en el tiempo, sin saber qué hora es.

El tiempo de la música - la música es el movimiento dentro de la música misma, el movimiento de una nota a otra. En el tiempo de la música muchas cosas se desarrollan a la vez. Toma un tema, luego otro, y se mezclan. En este movimiento no espacial, hay tensiones, oposiciones, resoluciones, igual que en la vida del sujeto.

El tiempo de Newton - El tiempo absoluto “allí afuera” de Newton, aunque quede más allá de nuestra experiencia, tiene un estatus metafísico por su relación con la omnipresencia y la eternidad de Dios. El espacio y tiempo como envase infinito de todos eventos existe con o sin aquellos eventos. Kant simplificó esta posición al hacer que el espacio y el tiempo vacíos de Newton fueran las formas a priori de la sensibilidad.

El tiempo de la relatividad de la simultaneidad - "Simultáneamente," igual que "derecha," "atrás" y "al ratito mi amor," no tiene un sentido fijo o absoluto. Cada marco de referencia tiene su propio tiempo. Existe una manera para transformar de un marco de referencia físico a otro marco de referencia físico. Se llama "La transformación de Lorentz-Einstein"

El polimorfismo de la consciencia humana - ¿Qué es el tiempo? ¿Es medible o es una medida? ¿Por qué hizo Kant que el espacio y el tiempo vacíos de Newton fueran las formas a priori de la sensibilidad? El mito de los ojos dice que el espacio está "ya afuera allí ahora." La liberación del mito de los ojos, que resulta del polimorfismo de nuestra consciencia humana, es un gran reto. Como animales, espontáneamente identificamos "la realidad" con lo que está ‘ya afuera allí ahora.’ Resulta que "existen dos tipos de realismo bastante distintos, que existe un realismo incoherente, mitad animal y mitad humano, y que, en cambio, existe un realismo inteligente y razonable, entre el cual y el materialismo, el centro de rehabilitación es el idealismo." (Bernard Lonergan, Insight, 31)

Los artes liberales y la física - Si los grandes músicos amplían el mundo del sonido y nos enseñan a escuchar; y si los grandes pintores amplían el mundo de la visión, y nos enseñan a ver el mundo real; luego, son los poetas los que amplían el mundo de palabras y nos enseñan cómo hablar. ¿Les pueden enseñar también a los profesores de la filosofía y a los profesores de la física cómo hablar y los autores de los textos cómo escribir? Sí, pero estamos en un país de fantasía. En una época de "news-speak," "double-speak," "techno-speak," "post-scientific speak," y "academic speak," en la cual jergas llenan nuestras conversaciones, tanto dentro como fuera de la universidad, es sumamente importante rescatar el poeta medio-vivo dentro de mí.

Words, don't come easy to me
This is the only way for me to say I Love You
Words don't come easy

Well I'm just a music man
Melody's so far my best friend
But my words are coming out wrong and I
I reveal my heart to you and
Hope that you believe it's true cause

(F.R. David - "Words Don't Come Easy")

martes, 28 de septiembre de 2010

¿Por qué no estudiar humanidades y ciencias sociales?

Contemplemos algunas críticas hacia la posibilidad de una formación íntegra y humanista en las licenciaturas de humanidades y ciencias sociales, estudios humanistos, estudios interdisciplinarios, "general studies," "liberal arts," o "liberal studies." Las críticas son:

(1) estas licenciaturas son demasiado generales y dificultan el desarrollo de habilidades particulares de las disciplinas. ¿Puede un alumno sin una fundación en letras, historia, o economía realmente sacar provecho de una carrera “general,” “liberal,” o “multidisciplinaria”?

(2) estas licenciaturas sufren de “epistemic drift” (ir a la deriva epistémico), es decir que mientras hay cursos interesantes y bien hechos, la integración del plan de estudios queda nebulosa. (Veánse Julie Thompson Klein, Crossing Boundaries: Knowledge, Disciplinarities and Interdisciplinarities, Charlottesville, University Press of Virginia, 1996, 14-15). Los profesores esperan que los alumnos puedan integrar los temas y conocimientos de las diversas materias mientras ellos mismos no pueden y/o no quieren hacerlo.

(3) en los programas multi- e interdisciplinarios los alumnos ven temas demasiado generales y participan en eventos muy “padres,” pero el mensaje implícito es que lo sensacional y lo general valen más que lo riguroso y lo particular.

Respondo a las críticas. La reversión del ciclo amplio de decadencia depende en un principio superior al sentido común y su panoplia de tecnología, economía y política. Es decir, la "facultad de la cultura" (Ortega y Gasset) o "cosmopolis" (Lonergan) es decisivo para nuestro sobrevivir. Sin embargo, sí, hoy en día sufrimos y seguiremos sufrir de "epistemic drift" por algún tiempo, hasta que nosotros filósofos lleguemos a ser "mad scientists," los "mad scientists" lleguen a practicar la auto-apropiación, y ambos grupos rescaten la primacía de la poesía y la música en el drama de la vida, que sea la vida académica o la vida extra-académica.

sábado, 25 de septiembre de 2010

"All you need is love?"

¿Acaso es cierto que el amor es el todo? La pregunta me recuerda la canción “All you need is love” de los Beatles, además algunas otras canciones: “She Loves You,” “All My Loving,” “And I Love Her,” “Can’t Buy Me Love” y “Love Me Do.” ¿Cantaban los Beatles acerca de ágape? Esta es una pregunta interesante, pero no voy a intentar contestarla, sino más bien ofrecer una reflexión sobre el significado del amor ágape y el perdonar, su rol en el cristianismo y otras religiones mundiales, y el por qué es difícil amar con el amor de ágape.

C.S. Lewis, el autor de The Four Loves, distingue el amor de ágape (“caritas” en latín) de otros tres amores – philia, storge y eros. Philia (la amistad) es la escuela de la virtud y el más tranquil y racional de los amores. Con este amor, dos amigos dan la bienvenida a una tercera, y luego las tres dan la bienvenida a una cuarta. Con este amor, “¿Me amas?” significa “¿Ves el mismo mundo, sientes lo mismo, posees las mismas cosas?” Con el amor de storge (la afección), hay satisfacción sólo con estar juntos. Es el amor entre una madre y su bebe; entre hermanos que comparten tanta experiencias e intereses. Puede existir entre un par improbable, por ejemplo entre una joven lista y movida y el abuelo de una amiga. En el amor de eros, existe una preocupación del amando por el amado. Un síntoma de eros es que el amante prefería estar con el amado y miserable que estar sin el amado y contento. Eros no dura toda la vida, y cuando la luna de miel termina, tenemos que trabajar para mantener eros porque él no está presente.

Según Lewis, los tres amores pueden ser elevados en el amor de ágape, el amor que nos permite amar a los que parecen ser menos amables – ladrones, enemigos, locos, extraños, leprosos. Además, este amor (ágape) inculca en nosotros una aceptación de nuestra condición de ser dependientes y ser necesitados. Nos permite recibir el amor de otra persona cuando no creemos que nos lo merezcamos. De una manera, ágape trasciende los otros tres amores porque no es natural para una persona amar a otra de esa forma (por eso los teólogos lo llaman una “virtud sobrenatural”), y cualquier padre o madre que está esforzándose para amar a sus hijos de esta manera puede dar fe de que amar de esta manera requiere algo especial, algo extraordinario. ¿Qué es esto tan especial?

Dentro de la tradición cristiana un texto clásico que nos da una respuesta es la carta de Pablo a los Corintios donde dice que el amor (ágape) “es paciente y muestra comprensión… no tiene celos, no aparenta ni se envanece, no actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo…no se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.” (1 Corintios 13:4-7) Aquí vemos una descripción clara del extra que ágape nos pide. Por supuesto, perdurar a pesar de todo, creer todo, esperar todo y soportar todo no es nada fácil.

La relación entre ágape y el perdurar no es particular a la tradición cristiana. En su libro The History of Religions as a Preparation for the Co-operation of Religions, Friedrich Heiler identifica siete áreas de convergencia entre judaísmo, cristianismo, islam, hinduismo, budismo, taoísmo y zoroastrismo: (i) existe la realidad del trascendente, el otro, el divino; (ii) el divino, aunque trascendente, también es inmanente en los corazones de los seres humanos; (iii) el trascendente que es inmanente es lo más alto, la verdad, la bondad, la belleza; (iv) la realidad del transcendente es el amor, la misericordia, la compasión; (v) el camino al transcendente es sacrificar, disciplinarse, arrepentirse; (vi) este camino está relacionado íntimamente con el amor de sus propios, aun sus enemigos; (vii) el camino mejor hacia el transcendente es el amar.

Cuando el licenciado David Noel comentó acerca del contexto cultural opuesto a la cultura de la verdad, la comunicación, el perdonar y el amar (ágape), pensé en el artículo “El Hombre Light,” por Enrique Rojas, que leemos en la materia “Ética, persona y sociedad.” El perfil del hombre o la mujer “light” se describe por hedonismo, pragmatismo, un actitud de “todo vale,” “qué más da,” superficial, indiferente, permisivo y con un gran vacío. Rojas dice que nuestra cultura “light” es suave, ligera, carente de debates e inquietudes culturales, y nos dice que divertirse es igual a ser feliz. Por supuesto el amar no va a ser fácil para nosotros, hombres y mujeres “light.” Y, si somos honestos, la sexta y última etapa en la evolución del conocimiento moral de Kohlberg, en el cual la justificación última de mis acciones es su universalidad e incondicionalidad, asumidas personalmente no es fácil lograrse, y no se trata ya de obrar guiados por acuerdos responsablemente asumidos por una comunidad limitada. Lo difícil en el desarrollo del ser humano – que sea joven o mayor – es reconocer que la comunidad limitada puede ser la familia, las instituciones académicas, las instituciones religiosas, y/o el gobierno.

Tampoco, en nuestro tiempo pragmático, “racional,” y sumamente tecnológico, será fácil entender los rituales de la iniciación, comunes en sociedades de otros tiempos, en las cuales era un tío, un maestro, o un sabio los que asumían la responsabilidad de guiar el joven a través del desierto, donde el joven experimenta una experiencia profunda y regresa al pueblo como un hombre. La formación siempre empieza en la casa, pero el viaje siempre implica una despedida y un viaje misterio pero importante. Pensemos en Telémaco en La Odisea de Homero, Simba en la película “El Rey León,” o el joven en la última escena de la película “Australia.”

Lo que nos puede costar trabajo en pensar en el amor de ágape es que el viaje hacía este amor, además de implicar una salida de la casa, puede implicar una crítica, o por lo menos una nueva vista, de mis propias tradiciones. El filósofo danés Søren Kierkegaard (1813-1855), se preguntaba a si mismo si realmente era cristiano, y otros pueden preguntarse también si son católicos o protestantes auténticos, o hegelianos o kantianos auténticos. Pueden responder afirmativamente, que lo son, y puede ser cierto. Pero, ¿qué pasa cuando responden afirmativamente mientras están equivocados? En este caso utilizan el lenguaje de la tradición sin ser consciente de las maneras en las cuales no es un genuino cristiano, católico, budista, hegeliano o kantiano. Así que no está consciente de la diferencia, sigue con el lenguaje de la tradición, pero ahora la apropiación de su significado no ha sido auténtica, y resulta en una deformidad o devalúo de ese lenguaje. Y esta devaluación puede ocurrir en una escala amplia, dando la inautenticidad de una tradición.

“All you need is love”? Sí, pero el amor implica una cultura de la crítica honesta y constructiva, y no es fácil criticar a nuestras familias, a otras instituciones o a nuestras tradiciones. Así mismo, no es fácil aceptar la posibilidad de que lo que quiero decir con las palabras “amor” o “Dios” puede ser devaluado o corrupto, y esto puede ser a pesar de habernos apropiado auténticamente de los valores de nuestras tradiciones. En todo esto vemos la soledad, el hecho de que “estoy leyendo el libro de mí mismo” (expresión de James Joyce) y que este libro es único.

“All you need is love”? Sí, pero para conocer el amor necesitamos buscar gurús, sabios y sabias, héroes, santos y los iniciados. En la tradición Maya, por ejemplo, existe el “hombre eco,” quien ha vivido y experimentado mucho, ha escuchado mucho, y es capaz de contar los grandes mitos a los jóvenes y ayudarles situar sus aflicciones y tribulaciones en un contexto amplio; es decir, un contexto histórico-mitológico. En la tradición de los Winnebagos, que es un tribu indio americano, ven la progresión del héroe en un ciclo: los Trickster tiene la mentalidad de un niño, y pueden ser crueles, cínicos; los Hare son los fundadores de la cultura que corrige las ansias instintivas e infantiles de los Trickster; los Red Horn superan pruebas y vencen gigantes por medio de la astucia o de la fuerza; y los Twins están separados, pero forman una sola persona con dos lados –la carne es dulce y sin iniciativa, mientras que el tronco es dinámico y rebelde. En la tradición católica existen los santos como Thérèse de Lisieux, quien, en su autobiografía L'histoire d'une âme (“La historia de un alma”), el bestseller religioso del siglo XX, revela un amor raro, seguramente neurótico si aplicamos los estándares de la normalidad que nos proporcionan nuestra cultura “light.”

“All you need is love”? Sí, pero debemos admitir que tan difícil es amar en nuestro tiempo, en el cual enfrentamos la tentación de cuantificar el amor, tal vez preguntando, como el Rey Lear a su hija Cordelia: “¿Cuánto me amas?” Sabemos la historia: cuando ella, a diferencia de sus dos hermanas, no le contestó a su papa, él se metió en una búsqueda dolorosa, acompañado por un bufón, y al final se humilló y pidió a su hija perdón. No tengo hijos, pero me imagino que se requiere un gran esfuerzo decir: “Ella no es yo, y no es mía. Haré todo lo posible para criarla, formarla y educarla, arrepintiéndome frecuentemente, estimando al bufón aunque las instituciones en mi sociedad no lo hacen, y esperando que al final ella se vaya volando, hasta que me supere.”

*Publicado en MundoTEC #10, marzo 2009.

Modernidad y Posmodernidad

¿Vivimos en la “modernidad” o en la “posmodernidad”? En el latín clásico, la palabra modo significaba “simplemente” o “justo”, y modernitas significa “el día presente.” Aquellas personas que vivieron en la última parte del Siglo V, usaban la palabra modernus para distinguir al presente, oficialmente cristiano, del pasado romano. Las personas del Siglo XII también se consideraban modernas, del mismo modo que en la Francia del Siglo XVII. (Véanse Jürgen Habermas, “Modernity versus Postmodernity.” The New German Critique, no. 22, invierno 1981, 3-14). Si la palabra “moderno” implica la connotación de la conciencia del presente sobre algo que actualmente se percibe como pasado, entonces, en cualquier momento dado, la “modernidad” es una designación posible para el pasado, el presente, e incluso para un periodo futuro.

Hay razones para identificar un movimiento fuera de lo pre-moderno, la cultura clásica (“modernidad anterior”) dentro de la era moderna (“modernidad posterior”). Si uno por “modernidad” quiere decir cosas como aceptar la Revolución Copernicano, escribir y enseñar en lenguajes modernos, utilizar tecnologías modernas, entonces tal vez estamos viviendo en un mundo moderno.

Del mismo modo, hay razones para afirmar que nos hemos movido más allá de la “premodernidad” y la “modernidad” hacia la “postmodernidad”. Si lo que uno quiere significar por “postmodernidad” se refiere a la crisis que marcó el comienzo de nuestro inexorable mundo plural, por medio del fin de las meta-narrativas de conocimiento especulativo ilimitado y de practicas emancipatorias ilimitadas –las grandes ilusiones de Hegel y Marx respectivamente- junto con la “crisis de legitimación” en la institución de la universidad que en el pasado recaía en la metafísica, entonces tal vez estamos viviendo en un mundo postmoderno (véase Jean-François Lyotard, The Postmodern Condition: A Report on Knowledge trans. by Geoff Bennington and Brian Massumi, Minneapolis: University of Minnesota Press, 1984).

Todavía, si a lo que nos referimos con “modernidad” se refiere a diferenciaciones de conciencia en la lingüística, literatura, sistemática, científica, erudita e introspectiva, así como de la transformación de los significados y de la transvaluación de los valores que los hacen posibles, entonces estamos viviendo en la “pre-modernidad” (véase Bernard Lonergan, "Dialectic of Authority," A Third Collection, edited by F.E. Crowe, New York: Paulist Press, 1985, 5-12).

“Si lo que queremos decir con…” ¿Qué quiero decir con quiero decir? ¿Qué está mediando mi significado?, mi significado (my me-ning) ¿Acaso soy perro correteando mi propia cola?

VIII Jornada Nacional de Investigadores en Educación y Valores

Morelia, Michoacán, 22-24 septiembre 2010

Vinieron investigadores y educadores de todas partes de la República. Me tocó exponer en la misma mesa con Susana Patiño (compañera en la Cátedra en Ética, Persona y Desarrollo Moral) y Loredana Montés (compañera en ITESM Campus Morelia). Susana expuso "Heteronomía y responsividad ética: Reflexiones para una educación en valores desde la interpretación del otro," basada en la ética de Levinas. Loredana expuso una analogía bien interesante entre dos procesos educativos axiológicos en "La Educación como Proceso Axiológico en la Edad Media."

Esbozo de mi ponencia “La paciencia histórica y la fantasía en la educación"

1. El Bicentenario. "¡Viva México!" y/o "¿Viva México?"

2. El querer saber en qué momento estamos viviendo y el auténtico reto a vivir en el cosmos real (en existencia desde hace aproximadamente 13.7 billones de años y por quien sabe cuántos miles, millones o billones de años más)

3. Un chispazo de Hegel: la objetivación del espíritu humano es la historia del ser humano, la suma del sentido común, las ciencias naturales y sociales, las religiones, los ordenes sociales y los logros culturales, también la historia de la estupidez, los vicios, ideologías, odios, aberraciones, decadencia, etc. Con respecto a esta historia, es enteramente posible que "apenas estamos a punto de comenzar" (Karl Jaspers, Origen y Meta de la Historia), estamos en construcción, y es muy probable que nuestra apropiación esté en su infancia. Qué seamos pacientes.

4. El sintonizarse con las melodías de la historia global. De algún modo, el maestro-investigador tiene que sintonizarse con las melodías de la historia global.

Un alcance hacia el misterio debe volverse el tono, entonado en presentación, en la facultad de contar historias. ¿Qué es lo que está sucediendo en nuestro pueblo, en nuestro mundo? No lo sabemos, pero nos esforzamos para alcanzar el significado, y ese esfuerzo debe realizarse en la esperanza de un éxtasis" (Introducción al Pensamiento Crítico, capítulo 46, "La Historia Crítica").

viernes, 24 de septiembre de 2010

La filosofía después de la filosofía

El crítico americano Arthur C. Danto, en su ensayo “From Aesthetics to Art Criticism” (en su libro After the End of Art), afirma que la crítica del arte que fue desarrollado entre los siglos XIV y los principios del siglo XX, ya no sirve. En el mundo artístico post-Duchamp, que incluye “pop art,” arte conceptual, arte mural y arte ecléctico, la definición tradicional de “estética” no tiene mucho sentido. La crítica del arte se ha vuelto la crítica de la cultura, pero no existen criterios trascendentales: el sentido placentero de la estética de una crítica que tiene un “buen ojo” es sólo un caso, pero no el privilegiado.

En su ensayo “Modernism and the Critique of Pure Art: The Historical Vision of Clement Greenberg,” Danto se refiere a Heidegger y habla de una crisis en los conceptos básicos cuando ocurre un movimiento real en las ciencias. En su magnum opus Ser y Tiempo Heidegger escribe que hoy, entre todas las disciplinas, se nota una tendencia fresca de establecer la investigación en nuevos fundamentos, y Danto agrega que mientras el positivismo, el pragmatismo, y la fenomenología pretendían reconstruir la filosofía sobre bases sólidas, los filósofos postmodernistas (Rorty, Derrida) están marcados por el antifundamentalismo.

Existen filósofos que opinan que la filosofía ya se acabó, se murió, y si quieres hacer algo serio, debes seguir con estudios literarios o lenguas, pues la filosofía ya no merece atención. Estando de acuerdo en que hay una crisis en los conceptos básicos de la filosofía, preferiría hablar de “la filosofía después de la filosofía” en lugar de la muerte de la filosofía. Es decir, la definición tradicional ya no nos sirve, pero esto no quiere decir que debemos de dejar de hablar de “la filosofía.”

¿Qué es “la filosofía después de la filosofía”? Diría que es el reconocimiento que la “filosofía,” concebida como la búsqueda de un punto de partida único y “lógico,” ya no sirve. No sabemos qué hora es. Algunos quieren decir que vivimos en la postmodernidad, pero no confío mucho en los etiquetes “modernidad” y “postmodernidad,” pues es posible que estemos viviendo en una “pre-modernidad,” depende de cómo defino “modernidad,” y no existen definiciones privilegiadas (ver la entrada "Modernidad y Posmodernidad"). Por otro lado, diría que la filosofía después de la filosofía es el reconocimiento que los “filósofos puros,” que no se atreviesen a dialogar con los economistas, los historiadores de arte, los mercadotécnicos, los lingüísticos, y los matemáticos, entre otros, no pueden cuidar al pueblo. No son eficientes, pues sus estudios, pláticas y libros no tienen un impacto en la comunidad. De una manera, ellos están pensando en “el Ser en sí,” o “el Bien en sí,” mientras los que sufren son individuales con problemas concretos. Un amante de la sabiduría (philo-sofía) es alguien que realmente quiere poner sus ideas en acción, pero él o ella es paciente, y se embarcará en una búsqueda comprensiva y total, orientada a una visión integral y humanística.

Colaboración en Vancouver


Universidad de British Columbia, Vancouver, Canadá, 5-9 de julio 2010.
The 2010 Vancouver Lonergan Conference was held at the University of British Columbia from July 5th to July 9th. Twenty-five participants were in attendance from various countries and backgrounds. Morning lectures were provided by Philip McShane on economics and the eight Functional Specialties. The lectures, and the questions they generated, moved patiently through areas of economics, theology, physics, and functional specialization in an attempt to initiate a mood of the need to reach together as beginners towards the challenges to be met to implement an adequate metaphysics in education.


Un maestro de Zen y un novato

El Gran Chingón

Según Octavio Paz, el gran chingón es aquella persona cerrada que utiliza su poder cínico para hacer violencia sobre otra persona abierta e impotente en una “dialéctica de ‘lo cerrado’ y ‘lo abierto’” (85). En este escenario, la vida se vuelve en una posibilidad de chingar o ser chingada, y uno de los valores importantes, si no lo más importante, es la hombría. “Yo soy tu padre” quiere decir “eres un hijo de la Chingada,” y de allí nace “el servilismo ante los poderosos… una de las deplorables consecuencias de esta situación. Otra, no menos degradante, es la adhesión a las personas y no a los principios; se confunden negocios públicos con privados” (86-87).


¿Qué hacemos para superar “la dialéctica de ‘lo cerrado’ y ‘lo abierto’” y acercarnos a la integralidad? Para empezar, podemos intentar abrirnos al exterior, al extraño y al pasado. A lo mejor los demás (“ellos” ) dirán que son los malinchistas chingados que se abren al exterior, al extraño y al pasado. Pero no es necesario escuchar a los demás. Paz dice que el poder aislado, sin relación con el exterior o el otro, “es la incomunicación pura, la soledad que se devora lo que toca” (90). Respondo: ¡Comunícate!


Esto suena fácil, pero no es. ¿Por qué no es? Además del absurdo que resulta de los vicios, la estupidez, y las aberraciones individual, grupal y general, la comunicación entre dos seres humanos es bien complicada. Uno de mis recuerdos más vívido del posgrado era un comentario del profesor en la materia “Teología como hermenéutica.” Un alumno le había preguntado si era justo pedir a una alumna japonesa que aprendiera griego, hebreo, y dos idiomas modernos antes de recibir su doctorado. La respuesta del profesor: “A veces es difícil para mí platicar con mi esposa en inglés.”

Fue este mismo profesor F. Lawrence que nos expuso la “Revolución Hermenéutica” y nos hizo leer obras de M. Heidegger, H-G Gadamer y E. Voegelin. En un la introducción de un ensayo suyo, “Language as Horizon?” (“¿El lenguaje como horizonte?”), Lawrence nota que nunca experimentamos una percepción pura porque nuestra percepción ocurre dentro de una estructura-como (“as-structure” en inglés, “Als-Struktur” en alemán). Por un lado nuestras palabras están dentro de un mundo (“Sachlichkeit der Sprache” en alemán), y por otro lado nuestro mundo está dentro de un idioma (“Sprachlichkeit der Welt”). No existe un mundo real “ya afuera allí ahora” y no hay garantía de que vivamos en el mismo mundo. Es posible qué, en las palabras de Tenessee Williams, “We are all sentenced to solitary confinement inside our own skins, for life.”

¿Por qué estudiar humanidades y ciencias sociales?

¿Para qué sirve andar por un camino humanisto? La respuesta breve es que una formación humanista sirve como un “psico-logo-terapia” individual y social. Ahora, te puedo imaginar reaccionando así: “Por favor James, ¿qué carajos es esto?” Por supuesto no puedo y no voy a intentar explicarte claramente. No estoy en contra de las definiciones, las explicaciones y la claridad, pero sí estoy en contra del aprendizaje rápido y fácil. Dice Camus: “Se tarda diez años en llegar a una idea verdaderamente propia – una idea de la que se pueda hablar.” ¿Qué me puede pasa en esos diez años? Podría experimentar un desplazamiento o perder mi religión; podría darme cuenta de lo poco que realmente entiendo.

Aun así, no se requiere una licenciatura o maestría para ver que no vivimos en el paraíso y que muchas instituciones hoy en día no nos invitan a crecer como seres humanos. Existen aberraciones dramáticas, individuales, grupales y generales (Lonergan) que nos impiden probar la vida abundante. Sin la "facultad de la cultura" (Ortega y Gasset), la situación social puede deteriorarse de una manera acumulativa, se proclama la irrelevancia de la inteligencia y la cultura en el nombre de “ser realista y pragmático,” y la misma facultad de la cultura se encierra en una torre de marfil. Según Enrique Rojas el “hombre light” está “relativamente bien informado, pero con escasa educación humana, muy entregado al pragmatismo” e inclinado a una actitud de “que más da” con actividades constantes y ‘divertidas.’"

¿Para que sirve andar por este camino? La tarea de buscar respuestas a los problemas concretos en el mundo – que sean la carencia de agua potable, la quiebra de industrias automovilísticas o la evolución de nuevas adicciones y la propagación de las viejas – no es una tarea para todos. Arnold Toynbee, en su obra A Study of History, dice que el flujo de nueva ideas, o nuevas chispazos, surge en una minoridad creativa. Sólo con el tiempo, pueden las ideas de esta minoridad ganar el respeto de la mayoridad. La minoría creativa es un conjunto de pensadores, investigadores, historiadores, intérpretes, y dialécticos capaces de “pensar al nivel de la historia.” Es un manifiesto poco común el retirarse de los aspectos prácticos para sanarlos. A lo mejor el ejemplo de Marx es el más claro: una persona dedicada a estudiar, leer y escribir, pero cuyos esfuerzos tuvieron un impacto histórico innegable.

¿Qué nombre debemos poner a aquella mujer con la vocación de participar en la minoría creativa, y capaz de hablar de la significación de “el dinero,” “la libertad,” la historia del “chingón,” y “la bioquímica del amor” después de haber contemplado mucho y por muchos años? ¿Una anciana? ¿Una sabia? ¿Una spoudaios? “Me he convertido de nuevo en algo que no tiene nombre: ni filósofo, ni sociólogo, ni científico, ni escritor. No quepo en rúbrica alguna, en ningún compartimiento.”(Edgar Morin)

Eduación Humanista

Presentación del libro Educación Humanista, por Martín López Calva. En la foto: Enrique Luengo González, Martín López Calva, James Gerard Duffy, Jesús Vergara Aceves S.J. en el ITESO, Guadalajara, 13 de marzo de 2010.

Martín López-Calva, en su libro Educación Humanística, señala hacia dimensiones las cuales forman parte de una educación transformada, transformante, liberadora e integrante. El gran valor de su obra se encuentra en la manera en la cual nos ayuda a plantear de nuevo preguntas fundamentales acerca de la educación -- ¿Por qué es necesaria una transformación en la educación? ¿En qué consistiría esta transformación? ¿Cuáles cambios personales, institucionales y sociales se requieren para implementar dicha transformación? ¿Qué les hace falta a las filosofías del sujeto humano, del conocimiento y de la ética que predominan en las estructuras y visiones de las instituciones educativas? Nos ofrece respuestas basadas en una comprensión e interpretación personal de la obra de dos “maestros de la reflexión humana,” Edgar Morin y Bernard Lonergan.

La complejidad de concebir un humanismo verdaderamente transformado y transformante es bien difícil; la complejidad de implementarlo es casi una “misión imposible,” y se requerirá una paciencia histórica. Martín tiene el don y la vocación de imaginar una educación verdaderamente transformada y transformando en su complejidad. Su libro señala hacia un asenso; señala cambios oportunos y necesarios en nuestra vida académica y más allá. La implementación de su visión depende de nosotros, de que hagamos cambios modestos dentro del aula según los intereses, habilidades, pasiones y dones de cada quien.

jueves, 16 de septiembre de 2010

El Camino Humanisto

Creo que el camino humanisto nos lleva a una cultura general, es una vocación para crecer y participar en esta “facultad de la cultura” que puede compensar hacia la híper-especialización y fragmentación que es casi la norma dentro de la academia hoy en día. Nuestro crecer en el mundo de la significación no es un proceso rápido aun si la tecnología nos da acceso rápido a la información y las conquistas técnicas y científicas nos han traído unos logros evidentes. Tomamos una chispa de aquí, otra chispa de allá. Esto es la norma en el estudio de la física y también en los artes; por ejemplo el proceso de aprender a tocar la guitarra o bailar la salsa (ja, ja). Estas competencias son cambios lentos y, sin ser reduccionistas, podemos decir que son cambios químicos, biológicos y psicológicos.

A mí me gusta pensar en el camino humanístico como una gran conversación. El esfuerzo de interpretar a Aquino, Kant, Hegel, Heidegger, o Levinas, o de aprender de Arquímedes, Galileo, Einstein, o de “leer” Picasso, Beethoven, Nellie Campobello, u Octavio Paz, o, finalmente, de tomar en serio el dicho de Sócrates “la vida sin examinar no es digna de ser vivida” y leerte a ti mismo como un extraño, es un reto de crecer y de desarrollar un contexto, cada vez más amplio, para “conversar.”