miércoles, 4 de mayo de 2011

Cosmópolis, Filósofo y Otros Nombres

Hace unas semanas una querida alumna subió al Facebook un comentario sobre una foto del Día LHCS 2011: “COSMÓPOLIS!!!!!” No sé por qué ella puso cinco signos de exclamación, pero bueno, hoy en día las redes sociales nos dejan hacer cualquier cosa, ¿¿¿¿¿verdad?????

La semana pasada viajé a Los Ángeles para participar en un simposio(1) en la misma universidad donde hice la licenciatura en filosofía hace muchísimos años y para compartir unas reflexiones sobre la Cosmópolis. El título de mi ponencia es “El inglés como mi segundo lenguaje” y en ella cambio el nombre de “Cosmópolis” por “X-Show.” ¿Por qué?

Primero, en su obra Insight, Lonergan dice que Cosmópolis “es en primera instancia una X, (…) [y] como cualquier otra X, posee ciertas propiedades y aspectos ya conocidos.” ¿Cuáles propiedades y aspectos? Él dice que Cosmópolis “no es una fuerza policíaca, (…) está por encima de toda política. (…) se interesa por hacer operativas las ideas oportunas y fructuosas que de otra suerte serían ineficaces (…) no es un grupo activista. Es eminentemente práctica al ignorar lo que se considera realmente práctico (…) es un distanciamiento de la practicidad para salvar a la practicidad (…) es una aprehensión penetrante de los orígenes históricos, un descubrimiento de las responsabilidades históricas (…) convoca a las vastas potencialidades y energías contenidas de nuestro tiempo a contribuir a su solución, mediante el desarrollo de un arte y una literatura, un teatro y una radiofonía, un periodismo y una historia, una escuela y una universidad, (…) Por último, (…) la característica principal (…) No es algo fácil.”(2)

Segundo, a mí me gusta más cómo suena “X-Show” que “Cosmópolis.” En mi plática en Los Ángeles propuse que la evolución de lenguas nos ayude a “get the X-Show on the road,” es decir poner el espectáculo “X-Show” de gira, en todos lados, no solamente en instituciones educativas que, hoy en día sufren de mucha burocratización. La creatividad tiene oportunidades cada vez menores de lograr una realización significativa y los actores, incluidos los profesores, se consideran como homo economicus, capacitados para trabajar de una manera “eficiente,” pero sin tiempo ni para la iniciativa, ni para la creatividad.

A veces es importante y significativo el cambiar un nombre. La tradición en los EEUU, cuando se casan, es que la mujer pierde su apellido y adopta el apellido de su marido. Tres de mis hermanas están casadas, pero cada una hizo algo diferente cuando se casó. Una hizo lo tradicional y adoptó el apellido de su esposo; otra, no hizo ningún cambio sino se quedó con su apellido “Duffy”; y la otra hizo algo parecido a la tradición mexicana. Ella adoptó el apellido de su marido, y lo agregó a su apellido con un guión.

A partir del miércoles pasado, estoy pensando en cambiar mi título “filósofo” por otro más adecuado. A mí no me gusta “filósofo,” no me suena, no me late, y la verdad estoy un poco harto. Es buena hora para buscar otro título, uno más adecuado, más interesante y más provocativo. Por supuesto voy seguir con mi título “doctor en filosofía” en el expediente de mi trabajo, pues el súper-poderoso SACS(3) nos pide tales credenciales.

¿Qué pasó el miércoles pasado? Cambié una sola palabra en una diapositiva en la materia “Filosofía Social.” Estábamos considerando la pregunta “¿qué es ‘ver’ el ‘mundo real’”? Mi postura es que los pequeños, los biólogos y otros científicos, los economistas, los actores, los músicos y los pintores ven mundos diferentes. Picasso dice: “Pintar como los pintores del renacimiento, me llevó unos años, pintar como los niños me llevó toda la vida.” Lonergan dice: “Si un biólogo lleva a su pequeño hijo a un parque zoológico y ambos se detienen a observar la jirafa, el chico preguntará si ésta muerde o da coces, pero el padre observará de otro modo: la manera como se combinan y articulan los sistemas óseo, locomotor, digestivo, vascular, y nervioso.”(4) Yo he dicho y escrito que me parece increíblemente “chido” que un egresado de una prepa en el año 2111 va a entender lo que Ben Bernanke no entiende: el significado básico de la palabra “dinero.”(5)

En una diapositiva había planteado la pregunta “¿Cómo ven el mundo los filósofos?” Luego cambié la pregunta en esa diapositiva a “¿Cómo ven el mundo los humanistas?” No estoy cien por ciento convencido que “humanista” es el nombre más adecuado, pero estoy seguro que nosotros con el título “filósofo” hemos perdido el significado original de la palabra, y en lugar de luchar para recuperarlo, prefiero adoptar otro título… o vivir sin ningún título.

La etimología de la palabra “filosofía” es el amor filia (amistad) de la sabiduría. Un filósofo está, o debería estar, amando a Sofía, echándole ganas para conquistarla, es decir a llegar a la sabiduría, “la ciencia de las ciencias” y la virtud de juicio correcto que tenga un hombre o una mujer con una visión global e integral. Él o ella es un visionari@ y podría juzgar como un chingón o una chingona, es decir muy bien.(6)

¿En cuál sentido estamos fallando nosotros filósofos? En pocas palabras, no estamos cuidando al pueblo, lo cual era la vocación del filósofo en la antigüedad.(7) En el rescate de los mineros en San José, Chile en octubre de 2010, hubo una colaboración entre familiares de los mineros, ingenieros, médicos, psicólogos, reporteros, todos trabajando por un fin: salvar las treinta y tres vidas humanas. Para muchos de los mil millones de personas que presenciaron el rescate por la televisión, fueron momentos emocionantes y llenos de esperanza. A pesar de las otras noticias que vemos diariamente – balaceras en distintos sitios, falta de trabajo en casi todos lados, el fenómeno de los NINIs (adolescentes y jóvenes mexicanos entre los 12 y 29 años de edad que no estudian ni trabajan), el aumento en el número de suicidios entre jóvenes homosexuales a causa de “bullying” (la presión y maltrato físico, psicológico y social) en las escuelas, las inundaciones y sequías causadas por cambios climáticos – por unos minutos hubo razón para creer en el espíritu humano, en nuestras capacidades y nuestras instituciones y en el deseo de rescatar vidas humanas y decir “sí” a la vida.

Hoy en día existe un esfuerzo para recuperar la antigua idea de phronesis: “la sensatez, la prudencia, el juicio, el buen juicio; la memoria de la sana proporción.”(8) En el caso de Gadamer su hermenéutica es una recuperación de la pregunta ética y política de Aristóteles: “¿Cómo debería vivir?” De una manera, la ética de Aristóteles sigue vigente, pues no es tan difícil reconocer que vivir virtuosamente consiste en encontrar el feliz medio entre dos extremos “como determinaría el hombre prudente [phronesis] por la razón.”(9)

Sin embargo, la filosofía hoy en día no es una manera de vivir(10) y no se refleja en un compromiso intenso y compasivo con el cuidado del pueblo. Mientras sea posible que una educación humanista pueda influir la vida del pueblo, y “a través de adaptaciones sucesivas, las innovaciones puedan penetrar en formas cada vez más ágiles en todas las capas de la sociedad,” debemos preguntarnos si la realidad es lo contrario, si nosotros que hemos recibido una educación en la filosofía no hemos “convertido en una clase cerrada sobre sí misma” y “la casa de la cultura se ha convertido en una choza.”(11) Debemos preguntarnos si las materias, los congresos, las revistas, los talleres, las licenciaturas, los posgrados y las tesis filosóficas hoy en día están “encerradas en una torre de marfil” que “brilla como una joya de facetas infinitas sin ningún propósito práctico.”(12)

Además de “humanista,” ¿cuál será otro buen título? ¿Qué título debemos poner a aquella mujer con la vocación de cuidar al pueblo, y capaz de hablar de la significación de “el dinero,” “la libertad,” la historia del “chingón,” y “la bioquímica del amor”(13) después de haber contemplado mucho y por muchos años? ¿Una anciana? ¿Una sabia? ¿Una spoudaios?(14) “Me he convertido de nuevo en algo que no tiene nombre: ni filósofo, ni sociólogo, ni científico, ni escritor. No quepo en rúbrica alguna, en ningún compartimiento.”(15)

De mayor quisiera ser un anciano de la Ciudad de Morelia. Sé que no va a ser fácil y que va a requerir mucho esfuerzo, pues me exige que llegue a ser un "mad scientist" como Marie Curie,(16) ejercer la auto-apropiación y rescatar la primacía de la poesía, la danza y la música en el drama de mi vida, ya sea en mi vida académica o mi vida extra-académica.(17)
Notas
(1)“WCMI 2011” The 26th Annual Fallon Memorial Lonergan Symposium, 28-30 abril de 2011, Loyola Marymount Univeristy, Los Angeles, California.
(2) Insight: Estudio sobre la comprensión humana, Salamanca: Sígueme, 1999, 297-301.
(3) Southern Association of Colleges and Schools, the southern [Alabama, Florida, Georgia, Kentucky, Louisiana, Mississippi, North Carolina, South Carolina, Tennessee, Texas, Virginia] regional body for the accreditation of higher education institutions.
(4) Método en teología, Sígueme: Salamanca, 194, 85.
(5) Bernanke es el “Chairman of the Federal Reserve” en los EEUU y la revista Time le nombró “la persona del año 2009.” Ver el final de la carta #8 “El Chingón” y las cartas #7a, #7b y #7c sobre el dinero. También ver “El tiempo, el polimorfismo de la conciencia humana y los artes liberales” en el blogspot “El Toque Humano,” http://eltoquehumano-humanistas.blogspot.com/2010/10/el-tiempo-el-polimorfismo-de-la.html
(6) "Sapientis est ordinare et iudicare” es una frase en latín que significa "Es propio del sabio ordenar y juzgar."
(7) Ver Eric Voegelin, “Reason: The Classic Experience,” The Southern Review, (10), 1974, 237-264.
(8) Mario Teodoro Ramírez, Humanismo en el siglo XXI. De la hybris moderna a la frónesis posmoderna, Devenires, REVISTA DE FILOSOFÍA Y FILOSOFÍA DE LA CULTURA, AÑO XI, NO. 21, ENERO 2010, 27. http://ramos.filos.umich.mx/devenires/
(9) Ética Nicomaquea, 1094b23-24, 1097ª13-14, 1106b36-1107ª1.
(10) Ver Pierre Hadot, Philosophy as a Way of Life: Spiritual Exercise from Socrates to Foucalt. Cambridge, Blackwell, 1995.
(11) Método en teología, 101.
(12) Insight, 288.
(13) Un contexto es el Epílogo de Insight. Fíjense que el autor está describiendo algo que todavía no existe, es decir está en “el país de la fantasía.”
(14) Véanse Ética Nicomaquea, Libro 1, 1098ª y Libro 2, 1113ª32. También Anamnesis, vol. 6, Eric Voegelin, University of Missouri Press, 1990, parte II, capítulo 6, “Right by Nature.”
(15) Edgar Morin, Mis Demonios, (Barcelona: Ed. Kairós, 1995), 199-200.
(16) Ver Phil McShane, “The Global Economy and My Little Corner,” Divyadaan: Journal of Philosophy and Education, Volume 21, no. 2 (2010), 245-256.
(17) Ver el final de “¿Por qué no estudiar humanidades y ciencias sociales?” en el blog “El Toque Humano,” http://eltoquehumano-humanistas.blogspot.com/2010/09/por-que-no-estudiar-humanidades-y.html