Contemplemos algunas críticas hacia la posibilidad de una formación íntegra y humanista en las licenciaturas de humanidades y ciencias sociales, estudios humanistos, estudios interdisciplinarios, "general studies," "liberal arts," o "liberal studies." Las críticas son:
(1) estas licenciaturas son demasiado generales y dificultan el desarrollo de habilidades particulares de las disciplinas. ¿Puede un alumno sin una fundación en letras, historia, o economía realmente sacar provecho de una carrera “general,” “liberal,” o “multidisciplinaria”?
(2) estas licenciaturas sufren de “epistemic drift” (ir a la deriva epistémico), es decir que mientras hay cursos interesantes y bien hechos, la integración del plan de estudios queda nebulosa. (Veánse Julie Thompson Klein, Crossing Boundaries: Knowledge, Disciplinarities and Interdisciplinarities, Charlottesville, University Press of Virginia, 1996, 14-15). Los profesores esperan que los alumnos puedan integrar los temas y conocimientos de las diversas materias mientras ellos mismos no pueden y/o no quieren hacerlo.
(3) en los programas multi- e interdisciplinarios los alumnos ven temas demasiado generales y participan en eventos muy “padres,” pero el mensaje implícito es que lo sensacional y lo general valen más que lo riguroso y lo particular.
Respondo a las críticas. La reversión del ciclo amplio de decadencia depende en un principio superior al sentido común y su panoplia de tecnología, economía y política. Es decir, la "facultad de la cultura" (Ortega y Gasset) o "cosmopolis" (Lonergan) es decisivo para nuestro sobrevivir. Sin embargo, sí, hoy en día sufrimos y seguiremos sufrir de "epistemic drift" por algún tiempo, hasta que nosotros filósofos lleguemos a ser "mad scientists," los "mad scientists" lleguen a practicar la auto-apropiación, y ambos grupos rescaten la primacía de la poesía y la música en el drama de la vida, que sea la vida académica o la vida extra-académica.
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