viernes, 25 de abril de 2014

El Periodo Axial y el filosofar en el siglo XXI (parte 3)

Se acabó esa ciudad.  Terminó aquel país.  No hay memoria del México de aquellos años. [1]

¿Qué tan lenta será la transición hacia una educación integral y humanizante en la cual todos los educadores y los otros actores anhelemos vivir íntegramente la frase: “cada movimiento que haces sobre el escenario, cada palabra que dices, es un resultado de la vida correcta de tu imaginación”? 

Puede resultar engañoso asumir que mis movimientos al hablar en inglés hayan resultado de una vida correcta de la imaginación.  Del mismo modo, puede resultar engañoso asumir que mis movimientos y pensamientos al hablar en inglés se manifiestan más fácilmente que cuando pienso, hablo y vivo en español.  ¿Quién dice que puedo comunicarme en inglés mejor que en español?  ¿Tengo razón para creer que el gringo-mexicano James es capaz de evitar los sesgos y ciclos de decadencia simbolizados en obras como 1984, Un Mundo Feliz, El Extranjero, Fahrenheit 451, Ensayo sobre la ceguera, o Las Batallas en el desierto? 

¿Desde cuál horizonte se podría proclamar: “Se acabó esa ciudad.  Terminó aquel país.”?

No deja de ser curioso que un libro publicado en 1981—que cuenta la historia de los tardíos años cuarenta o comienzos de los cincuenta en una ciudad de México que conserva poco de aquellos años que vieron cómo el liberalismo económico penetraba (nunca mejor dicho) nuestros enseres comerciales y económicos en la llamada “industrialización” del presidente Miguel Alemán— aún pueda responder a las inquietudes de la confusa adolescencia temprana.[2]

En la confusa adolescencia temprana del periodo axial, puede ser que el inglés sea mi segundo idioma[3] y después de unas copas[4]—o después de una crisis—quizá yo tenga el valor para admitirme a mí mismo: la situación social que se ha  deteriorado y el ciclo amplio de decadencia engloban mi capacidad de hablar.  “Words don’t come easy to me,”[5] ni en inglés ni en español.  ¿Cuántas personas y cuántas situaciones me han hecho lo que y quién soy?[6]  Existe la posibilidad de una “devaluación, deformación o corrupción del lenguaje… que pueda ocurrir en una escala amplia y masiva” y en la cual no puedo “hacer más que realizar auténticamente la inautenticidad.”[7]

Si el bien humano “es una historia, un proceso concreto, acumulativo, que resulta de la captación humana y de las elecciones humanas que pueden ser buenas o malas,”[8] y el pensar al nivel de la historia implica pensar en probabilidades, el pensar seriamente en nietos y bisnietos implica tomar en serio estructuras heurísticas para recordar el futuro mejor de lo que era.[9]  El "ser inteligente [que] exige que se perciban las posibilidades hasta ahora desapercibidas o inadvertidas"[10] estará infestado de tablas de distribuciones de las probabilidades de esquemas de recurrencia complejos.[11]

Normalmente en cursos de ética nosotros los “filósofos” no tratamos métodos estadísticos, ni fomentamos una consciencia histórica.  Por buenas razones: (i) es difícil; (ii) debe ser una tarea transversal.  Además hemos heredado de Max Weber una separación de tres esferas: ciencia, moralidad y arte.[12]

Lo más fácil y rápido sería mezclar disciplinas sin diferenciarlas en un mole “transdisciplinario.”  Por otro lado, creo que el proceso de integrar las esferas va a tardar varios años.[13]  Mientras tanto, ¿qué haremos para transformar el chisme?

Puedo imaginar el devenir, en las próximas dos o tres décadas, de cursos que ponen en duda la ineficacia de: estudiar “-ismos,” hacer “mapas conceptuales” sin conceptos,[14] y juntar alumnos de cualquier carrera en un solo salón.

Ética para negocios
El gran reto es leer los libros de texto y ver las noticias con la sospecha que no todo está bien.  ¿Es el famoso PIB parte de una ciencia básica de una economía sana, o es solo chisme?  ¿Estamos en la alquimia de “macro-estáticas”? [15]  “If the GNP is up, why is America down?”[16]  ¿Es buen momento para releer a Josef Schumpeter y así entender el rol normativo de los banqueros y el significado básico de “crédito”?[17]  ¿Por qué en los libros de macroeconomía importados de los EEUU se menciona el problema de la contaminación en la Ciudad de México, pero no se mencionan el mango, el aguacate o la marihuana? 

Ética para ingeniería
Se puede aprender el cálculo como una técnica, sin entender el porqué, y sin entender el porqué, la física no tiene mucho sentido.  Igual se puede aprender la química como una técnica, sin entender el porqué.  Las probabilidades y las estructuras heurísticas estadísticas son claves para “pensar al nivel de la historia” (Marx), y por eso es importante para la ética.   Otras oportunidades serán: investigar sobre los debates y pleitos entre los físicos al principio del siglo XX—Einstein y Bohr, Pauli y Weyl.  El comentario de M. Planck sobre cambios en paradigmas—una nueva teoría científica es aceptada cuando se retira o se muere la presente generación de profesores[18]—tiene repercusiones profundas en la ética.

Ética para arquitectura
¿En cuál sentido es la arquitectura (o la danza, la poesía, el drama) “la tarea suprema y la actividad propiamente metafísica de esta vida”?[19]  ¿Es posible una liberación de seres humanos a través de la creación de espacio?  ¿Existe una diferencia entre “edificio” y “morada,” por ejemplo en las obras de Christian Norberg-Shulz?  ¿Puede ser la crítica de Jane Jacobs contra Le Corbusier y su proyecto basado en principios cartesianos relevante para la formación de arquitectos éticos y con una visión humana?[20]  ¿Puede ser “ético” estudiar, interpretar y evaluar los cambios en el siglo XX desde un estilo blanco y limpio hacia el “double-coding” en estilos más ‘posmodernos’?

Ética para derecho
¿Es posible una reforma penal eficaz sin entender los derechos humanos?  ¿Es posible entenderlos y descubrir nuevas posturas para fundamentar nuevas políticas públicas sin entender la historia de la filosofía política moderna?  ¿Es posible entender la historia de la filosofía política sin una reforma en la educación?  ¿Se puede reformar la educación sin una filosofía de la persona como un ser cultural y regional?  ¿Existe una diferencia entre una cultura de derechos humanos y una cultura de la cultura? [21]  ¿Estoy dando vueltas?  Me parece una labor enorme.  ¿Por dónde empezamos?  ¿Es una ética de mínimos posible fenomenológicamente?  ¿Se puede hablar de “derechos,” “libertad” y “valores,” sin entender el devenir del discurso de los derechos humanos, por ejemplo en las obras de Leo Strauss?[22]

El gran reto para llegar a pilotear e implementar tales cursos, y/o cursos parecidos, es formar maestros capaces de impartirlos.  Se nota en las cuatro propuestas un toque de la consciencia histórica.  ¿Debe ser un requisito para enseñar la ética?  Creo que sí.  En cualquier área, sin entender la historia del devenir de términos y frases clave, el discurso permanece en el sentido común. [23]  “Es obvio que la ética, al tornarse práctica, renuncia a su única función esencial y, por esa renuncia, condena a la practicidad a la ruina.”[24] 

Se requiere un esfuerzo para desarrollar, poco a poco, una consciencia histórica del devenir de la física pos-newtoniana.  Además, no se puede estudiar y escribir la historia de la física sin entender la física newtoniana y pos-newtoniana.[25]  Esa historia no es algo sencillo y directo, sino algo que ocurre en una serie de diversos pasos, desvíos, errores, y correcciones. 

La historia real no es la historia de una sola o de varias ciencias, sino junto con ellas la historia de las instituciones (familia, gobierno, universidad) y su miríada de costumbres y tradiciones. 

En el largo plazo, la ética se tratará de un tipo de colaboración eficiente y hermosa entre personas “glocales,” personas con la vocación de “retirarse de la práctica para sanarla,” tales como mi querida humilde, paciente y tocada María de los Angelitos.[26]  ¿Qué tipo de colaboración?

Continuará


[1] José Emilio Pacheco, Las batallas en el desierto, último párrafo.
[2] José Antonio Valdés, “Las Batallas en el Desierto: tres décadas después”, La Ciudad de Frente, enero 26, 2014.
[3]El Inglés como mi segunda lengua” en este mismo blog spot es una traducción del resumen de “English as My Second Language,” para el West Coast Methods Institute, Loyola Marymount University, Los Ángeles, California, 30 de abril de 2011. 
[6] Ver Austin Farrer, Love Almighty and Ills Unlimited, London, Collins & Son, 1962, p. 114.
[7] B. Lonergan, Método en teología, Salamanca, Sígueme, 1994, 83. 
[8] B. Lonergan, Filosofía de la educación, 67.
[9] Ver la nota #13 en La Babel de Nuestro Tiempo (parte 2)
[10] Método en Teología, 57.
[11] Cf. J. Duffy, “El azar, la probabilidad emergente y la cosmópolis,” Revista de Filosofía (Universidad Iberoamericana) 135: 313-337, 2013.
[12] "Él caracterizó, la modernidad cultural como la separación de la razón sustantiva expresada en la religión y la metafísica en tres esferas autónomas: ciencia, moralidad y arte, que se diferenciaron porque las visiones del mundo unificadas de la religión y la metafísica se escindieron. Desde el siglo XVIII, los problemas heredados de estas viejas visiones del mundo pudieron organizarse según aspectos específicos de validez: verdad, derecho normativo, autenticidad y belleza." Jürgen Habermas, "Modernidad: un proyecto incompleto," en Nicolás Casullo (ed.), El debate Modernidad Pos-modernidad, Buenos Aires, Editorial Punto Sur, 1989, pp. 131–144.
[13] Se encuentran algunas pistas en Philip McShane, “Aesthetic Loneliness and the Heart of Science,” citado en la nota #1 “El periodo axial y el filosofar en el Siglo XXI (parte 2)”
[14] “Hay dos características de un concepto explicativo serio…el lector recuerde las semanas, meses, aún los años que ha gastado –con hazañas de curiosidad, y no sólo proezas de memoria- luchando por alcanzarlo. Y el lector es capaz, aún muchos años después, de referirse a él con coherencia, brillantez, mediante ejemplos, quizás por unas diez horas. …los conceptos serios y explicativos como logros raros…no pasan de generación a generación en píldoras compactas aprendidas.” Philip McShane, Economics for Everyone: Das Jus Kapital, Halifax, Axial, 1998, 36.  Traducción libre.
[15] Ver el Anexo C Apéndice C “Hidrodinámicas y Flujos de Dinero” en J. Duffy, “¿Dónde y Cómo Comienza el Comienzo?”, Conferencia internacional “Información, Comunicación y Complejidad,” Universidad Nova Spania, Morelia, Michoacán, México, 8 de septiembre de 2012.
[16] Clifford Cobb, Ted Halstead and Jonathon Rowe, “If the GDP is Up, Why is America Down?” The Atlantic Monthly, October, 1995, 59-74.
[17] Según Joseph Schumpeter, no debería ser su rol “forzar su dinero sobre la gente” o “llenarse con préstamos.”     Su rol es dar crédito, es decir su rol es creer.  El propósito de un comité bancario, según Schumpeter, debería ser “evaluar las posibilidades de éxito para cada propósito y, mientras  alcanza su fin, el tipo de hombre que el prestamista es, mirándolo mientras actúa.”  Cf Joseph Schumpeter, Business Cycles: A Theoretical, Historical, and Statistical Analysis of the Capitalist Process, New York, McGraw Hill, 1939, 640, y Business Cycles II, 641.
[18] Ver Max Planck, Scientific Autobiography and Other Papers, trad. F. Gaynor, New York, Philosophical Library, 1949, 33-34.
[19] Martin Heidegger, “La voluntad de poder como arte,” en Nietzsche I, trad. Juan Luis Vermal, Barcelona, Destino, 2000.
[20] Jane Jacobs, The Life and Death of Great American Cities, New York, Vintage Books, 1992.
[21] Cf J. Duffy, “La Cultura de los Derechos Humanos y Cosmópolis,” en el blog spot “Círculo de Café.”
[22] Leo Strauss y Joseph Cropsey (compiladores), Historia de la filosofía política, México, Fondo de Cultura Económica, 2012.  Leo Strauss “The Three Waves of Modernity,” en H. Gildin (ed.) Political Philosophy: Six Essays by Leo Strauss, Indianapolis, Bobbs-Merrill, 1975, 81-98. 
[23] “Hoy los términos continúan definidos, pero las definiciones no son únicas: al contrario, para cada término hay una secuencia histórica de definiciones diferentes; hay una explicación erudita para cada cambio de definición; y no hay ningún apoyo para la visión optimista que intentara excluir ulteriores desarrollos en esta serie mudable.” Bernard Lonergan, “Dimensions of Meaning,” Collection, CWL 4, University of Toronto Press, 1988, 232-245.  “Las dimensiones de la significación” traducido por Armando Bravo.
[24] Insight, p. 297.  NB—en esta cita he reemplazado la palabra “cultura” por “ética.”  El término “ética” deriva del vocablo griego ethos que significa carácter y costumbre.
[25] Ver “La historia de la ciencia especializada,” en B. Lonergan, Filosofía de la educación, pp. 333-335.

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