Si dices algunas líneas, o haces
cualquier cosa mecánicamente, sin darte cuenta profundamente de quien eres, de
dónde vienes, porqué, qué es lo que quieres, a dónde vas, y qué harás cuando
llegues ahí, has estado actuando sin imaginación.[1]
¿Qué es el
Periodo Axial? Sorprendentemente
encontré una respuesta para la pregunta de Juan al reflexionar acerca de mi
desempeño como maestro de ética y de inglés.
Ha sido más fácil enseñar la ética en cursos de inglés que en los cursos
de ética.
¿Por qué? Una posible respuesta es que el inglés es mi
lengua materna, y por eso es más fácil.
Los chistes me salen mejor en inglés y casi podría decir que experimento
un cambio de “carácter”[2] cuando
hablo en inglés.
Sí, es
cierto que tengo otro carácter cuando hablo en inglés, sin embargo esa respuesta
no es adecuada. Podría impartir la ética
en inglés—de hecho la he impartido en inglés en los EEUU y en México—pero aun
así sería más fácil enseñar la ética en cursos de inglés.
Si no es
simplemente por cuestiones de fluidez y espontaneidad, entonces ¿por qué es más
fácil enseñar la ética en clases de inglés que en clases de ética? ¿Qué es lo que pasa generalmente en las clases
de ética? ¿Por qué algunos piensan que
la ética es una materia “de relleno”? ¿Estamos
formando caracteres, personas capaces de actuar con imaginación en el drama
primordial que es la vida humana?[3]
A. Lo que está
pasando en la enseñanza de la ética
Hoy en día la enseñanza de la ética, en muchos casos, es una vista de conjunto, un conocimiento general: (i) de lo que dice Aristóteles, Kant, y Mill en sus éticas de virtudes, imperativos categóricos, y fines utilitarios;[4] (ii) contrastes entre la libertad y el determinismo, la pluralidad y la tolerancia, el universalismo y el relativismo, y el individualismo y comunitarismo, entre otros “-ismos”; (iii) análisis de dilemas, casos y “conceptos básicos,” por ejemplo la justicia, la libertad, la voluntad, la razón, el bien, el mal y la dignidad de la persona.
En algunos grupos
se juntan contadores, ingenieros, físicos, arquitectos, abogados y
administradores en un salón; el mensaje implícito es que existe un mínimo común
denominador y un lenguaje que todos hablan.
Ese lenguaje es el sentido común, que “realiza el trabajo del mundo,
quien lleva adelante sus negocios, quien gobierna sus ciudades y estados,
comunica del saber a la mayoría de las clases sociales y dirige todas sus
escuelas.”[5] El sentido común no se preocupa por la
relevancia de campos de estudio, por ejemplo la bioquímica, la estética[6] o la
historia de diversos pasos, errores, desvíos y correcciones en el devenir de la
física o de cualquier otra disciplina.[7] Tampoco se mete en la complejidad de apropiar
qué pasa dentro de mí cuando digo: “Hay dos circuitos distintos en una
economía sana;”[8]
“Neta" o "Así es;”[9] “Creo que me
comeré unas enchiladas placeras;”[10]
o qué carajo pasó dentro de mí cuando el Jamesito dijo “agua” por la primera
vez.[11]
Dado que la
ética aparentemente no tiene un método propio, ni una heurística,[12] cada quien
puede compartir aportaciones, interpretaciones y argumentos. “Cada cabeza
un mundo.” Es por eso que existe una
tendencia, tanto para los profesores como para los alumnos, de pensar que la
ética es “de relleno” y una cuestión del sentido común.[13]
B. Lo que
generalmente sucede en mis cursos de inglés
En clases de inglés no hay pretexto de hacer algo “teórico” o “filosófico” ni aprender cómo manejar símbolos raros (piensa en la tabla periódica). No existe una propensión hacia definiciones explicativas.[14] Mientras una formulación sistemática del fenómeno de aprender el inglés es posible, no es la intención de la asignatura. El propósito es aprender el idioma de una manera u otra. Mientras la psicolingüística es un campo que busca una explicación teórica del proceso bastante complejo de aprender un segundo idioma, el aprendizaje tal cual es un asunto estético-dramático y del sentido común.
Eso no
quiere decir que es fácil, pues exige una acumulación de chispazos encarnados. Lo raro, tal vez, es pensar en los cambios en
el aprender un segundo idioma como cambios bioquímicos. No soy reduccionista, es decir no creo que
“la bioquímica es el destino.” Sin
embargo, no puedo negar que la bioquímica, junto con el género, el apellido y
el referente cultural son las condiciones concretas de cualquier cambio en mí,
incluyendo el cambio de aprender hablar Shona o Ndebele (lenguas en Zimbabue),
o bailar la bachata.
El campo de lo
psicolingüístico también es una búsqueda que puede resultar en una acumulación
de chispazos encarnados. Pero mientras este
busca una explicación, el estudio de un idioma busca algo concreto y
particular: “Su función es dominar cada situación en el momento en que se
presenta.”[15] O puedes pedir una pizza de Dominoes por
teléfono o no puedes. O puedes
distinguir la pronunciación y el significado de las palabras “out” y “ought,”
“beer” y “bear,” y “lobe” y “love” y utilizarlas correctamente, o no
puedes. Igual con las expresiones
idiomáticas—“for the time being,” “the apple of my eye,” or “what’s cooking
good looking?”—o puedes entenderlas e implementarlas, o no puedes.
Los pequeños
aprenden idiomas sin preocuparse por hacer el ridículo. Para los jóvenes y adultos, el aprendizaje
requiere la humildad de desarmarse: “se desarrolla un contexto en el cual estás
dispuesto a hacer el ridículo en la lucha constante por hablar y entender un
lenguaje extranjero por ensayo y error.”[16] Por eso es importante que el maestro o la
maestra establezca un clima de confianza en donde no importe hacer el ridículo
con tal de poder comunicarse con sus alumnos.
A diferencia
del actor, el maestro no cuenta con un guion.
Tampoco lo tienen sus alumnos. El
drama en el salón no es un drama ordinario.
No consiste en aprender un papel y cultivar en nosotros los sentimientos convenientes para ejecutarlo… no tenemos primero los materiales y luego la forma, no viene antes el papel y luego los sentimientos. Al contrario, los materiales que surgen en la conciencia vienen ya modelados, y la modelación posee ya una intensidad emotiva e impulsiva.[17]
El fin del
drama en las clases de idiomas es formar caracteres, es decir personas capaces
de hablar y escuchar, escribir y leer bien en otro idioma. Diría que el fin del drama en otras materias,
incluyendo las clases de ética, debería ser algo parecido.
En cualquier caso, alumnos esperan conocer maestros con “carácter” y capaces de mezclar “chispazos y emoción” y que posean “arte, ingenio y desenvoltura.”[18] Después de todo, los alumnos quieren comunicarse integralmente. No les interesa separar el ser-lingüístico del ser-social o del ser-histórico. Las materias de cualquier carrera se diferencian por varios factores—niveles remediales, básicos, intermedios y avanzados en inglés y matemáticas; áreas como educación general, economía y finanzas, historia y política; metodologías cuantitativas y cualitativas; y/o técnica didácticas. Sin embargo, es una sola persona la que pasa de una materia a otra y de la vida académica a la vida social.
[T]ú eres la misma persona que piensa sobre sí misma (ya seas él o ella) cuando juega al baloncesto o a las cartas, en una cita, o cuando analiza la historia. … a veces una idea de la clase de historia puede solucionar un problema durante una cita. … [E]l pensar es algo que normalmente se hace íntegramente. Es decir todos tus pensamientos integran la totalidad de tu ser.[19]
Sostengo que
los maestros y las maestras normativamente también debemos pensar íntegramente
cueste lo que cueste. Pero el enfoque en
la enseñanza de la ética normalmente no es el escenario de la historia global,[20]
que es el escenario de nuestra vida; más bien el enfoque está en (i) corrientes
(ii) “-ismos” y/o (iii) dilemas o casos, mientras el discurso es el sentido común.
Tal enfoque,
en mi experiencia, ha hecho mi actuación más difícil en materias de ética que
en materias de inglés. En cierto
sentido, el etos académico me proporciona un guion para enseñar la ética que
establece ciertas expectativas y límites, mientras el núcleo de la ética no es
guion-able; es formar el carácter de él o ella que habla, escucha y actúa en el
escenario de la historia.[21] La invitación “a uno a apartarse de la vida
práctica y a explorar una vida más plena en un mundo más rico”[22]
se da principalmente por medio de obras de arte, no por el análisis de un caso
o dilema desde la perspectiva de una u otra corriente. El etos no me ofrece apoyo para entrar en el
salón y comunicar a los alumnos: “¡Ustedes son el libro!”[23]
¿Qué tan lenta
será la transición hacia una educación integral y humanizante en la cual todos
los educadores y los otros actores anhelemos vivir íntegramente: “cada
movimiento que haces sobre el escenario, cada palabra que dices, es un
resultado de la vida correcta de tu imaginación”?
[1]
Constantin Stanislavski, An Actor Prepares, traducido por Elizabeth
Reynolds Hapgood, Routledge, New York, 1964, 71. Citado en Philip McShane, “Aesthetic Loneliness and the Heart of Science,” Journal
of Macrodynamic Analysis, 6 (2011), p. 57. Traducción
libre del autor del original: “Every movement you make on stage, every word you
speak, is a result of the right life of your imagination. If you speak any
lines, or do anything, mechanically, without fully realizing who you are, where
you came from, why, what you want, where you are going, and what you will do
when you get there, you will be acting without imagination.”
[2] Palabra
clave para Aristóteles, de griega ēthos. Cf. “De los argumentos
procurados por el razonamiento, hay tres clases: unos que radican en el
carácter del que habla, otros, en situar al oyente en cierto estado de ánimo,
otros, en fin, en el mismo discurso...” (Retórica,
I, 2) y “Habiendo, pues, dos maneras de virtudes, una del entendimiento y otra
de las carácter (ethikē).” (Ética
Nicomaquea, II, 1)
[3] "Todo
el mundo es un escenario” (“All the world's a stage”), como dice Jaques en “As
You Like It.” [2.7.139]
[4] Se hacen debates en tres o cuatro equipos que representan la ética utilitarista, la ética de la virtud,
la ética deontológica, la ética dialógica, etc. y se evalúan la capacidad de entender y aplicar correctamente
una teoría a un caso o dilema.
[5] B. Lonergan, Método en Teología, 99.
[6] Alexander
Baumgarten (1714-1762) intentó definir y fundamentar la estética como un campo
teórico autónomo en su obra la Aesthetica
(1750-1758).
[7] “La historia
de cualquier disciplina es de hecho la historia de su desarrollo. Sin embargo,
este desarrollo, el cual será el tema de una historia, no es algo sencillo y
directo, sino algo que ocurre en una serie de diversos pasos, errores, desvíos
y correcciones.” B. Lonergan, "De
Intellectu et Methodo" (Sobre la Comprensión y el Método), febrero,
1959. Traducción libre del original: “The history of any particular discipline is
in fact the history of its development. But this development, which would be
the theme of a history, is not something simple and straightforward but
something which occurs in a long series of various steps, errors, detours, and
corrections." Cf “Introducción: un papel para la historia” en T.
Kuhn, La Estructura de las Revoluciones
Científicas.
[9] Para una
introducción, ver capítulo 16 “El Conocer,” capítulo 17 “Preguntas de tipo
‘¿qué?’,” capítulo 18 “Preguntas de tipo ‘¿es?’,” y capítulo 19 “De vuelta con
Platón: de adentro hacia afuera” en P. McShane, A. Gillis y J. Benton, Introducción al Pensamiento Crítico, Madrid,
Plaza y Valdés, 2011. Hay un diagrama
“Dinámicas del conocer” en el capítulo 16 para ayudar al lector a superar el
“mito de los ojos,” “el mito de que el conocer es un mirar. A Juan o a María se
le invita a levantar la mano y mirarla. La mano está realmente-afuera-ahí: es
el objeto. El ojo, extrañamente, no está en la mano; está situado a cierta
distancia en la cabeza: es el sujeto. El ojo realmente ve la mano; ve lo que
está ahí para verse; no ve lo que no está ahí para verse.” B. Lonergan, “La
estructura cognoscitiva,” Collection,
Toronto, University of Toronto Press, 1988, CWL 4, 215, traducido por Armando
Bravo. También ver capítulo 10 “La
comprensión refleja” en Insight.
[10] Para una
introducción, ver capítulo 20 “Preguntas de tipo ‘¿Qué hacer?’” y capítulo 21
“El placer de la elección” en Introducción al Pensamiento Crítico. Hay un diagrama “Dinámicas del hacer” en el capítulo
20 para ayudar al lector a superar el “mito de los ojos” con respecto al gozo
de elegir.
[11] Se
encuentran pistas en Philip McShane, A
Brief History of Tongue, Axial Publishing, 2000,
páginas 30-37. También ver Apéndice B
“¡Aguas!” en “¿Dónde
y Cómo Comienza el Comienzo?” Conferencia internacional “Información, Comunicación
y Complejidad,” Universidad Nova Spania, Morelia, Michoacán, México, 8 de
septiembre de 2012, páginas 11-12.
[12] Ver “Las
Heurísticas” en “¿Dónde
y Cómo Comienza el Comienzo?” Conferencia internacional “Información, Comunicación
y Complejidad,” Universidad Nova Spania, Morelia, Michoacán, México, 8 de
septiembre de 2012, páginas 4-6.
[13] Voy a
sugerir otras posibilidades en “El Periodo Axial y el filosofar en el siglo XXI
(parte 3).” Otra tendencia contemporánea
es juntar evidencias de lograr ciertas competencias éticas y someter las
evidencias a un comité para evaluarlas.
Normalmente son filósofos por profesión que evalúan ensayos u otras
muestras de evidencia. Normalmente ellos
no se preguntan: ¿Quién y quién estarán evaluando la evaluación de nosotros
evaluadores? Ver “Who's
Assessing the Assessors' Assessors?” El artículo es divertido;
no obstante, como digo a mis alumnos: “It’s funny, but it’s not funny.”
[14] Ver la
discusión sobre definiciones nominales y explicativas en Insight, páginas 45-47.
[15] Insight, p. 227.
[16] H. Douglas Brown, Principles of Language Learning and Teaching, White Plains, Pearson
Education, 2007, 70. Traducción libre
del original: “a
context develops in which you must be willing to make a fool of yourself in the
trial-and-error struggle of speaking and understanding a foreign language.”
[17] Insight, p. 241.
[18] Ver
Capítulo 41 “Matemáticas,” Introducción
al Pensamiento Críticos, p. 195.
También ver “El
tiempo, el polimorfismo de la consciencia y los artes liberales.”
[19] Ver
capítulo 13 “Divisiones normales, antiguas y nuevas,” en Introducción al Pensamiento Crítico, páginas 75
& 77.
[20] "El bien humano no es un sistema, ni un sistema legal, ni un
sistema moral. Es una historia."
"... a considerar la historia de la ciencia especializada... la historia de la filosofía… la historia de la teología... el problema de la historia general, que es justamente aquello que estamos buscando." B. Lonergan, Filosofía de la educación, p. 67 & 332.
"... a considerar la historia de la ciencia especializada... la historia de la filosofía… la historia de la teología... el problema de la historia general, que es justamente aquello que estamos buscando." B. Lonergan, Filosofía de la educación, p. 67 & 332.
[21] Existen
tipos de “guión” para maestros de idiomas también—textos, objetivos,
actividades y ejercicios de memoria, evidencias para mostrar a los evaluadores
expertos (ver la nota #13), etc. Sin
embargo, mientras existe un discurso sobre las prioridades en “el método
comunicativo”—integración de las cuatro habilidades, producción autentica, más
enfoque en comunicación que en corregir errores—en la enseñanza de un segundo
idioma, no existe un discurso parecido en la enseñanza de la ética.
[22] B.
Lonergan, Método en Teología,
68. Cf “Esa exploración es
extremadamente importante en nuestra época, cuando filósofos por al menos dos
siglos, por medio de doctrinas acerca de la política, la economía, la educación
y otras doctrinas, han estado tratando de rehacer al hombre, y han hecho mucho
para hacer la vida insoportable.” Filosofía de la educación, 325.
[23] Ver “Correcto,
¡Ustedes son el libro!”
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